La industria del porno lleva más de medio siglo ofreciendo contenido explícito a los espectadores, aunque su verdadera revolución ha llegado con el cambio de siglo. Anteriormente, el porno se exhibía en salas para adultos, y llegaba a las casas a través de cintas de vídeo. Su alcance era relativamente limitado porque solo podía ofrecerse en lugares para mayores de 18 años, y todavía existía un gran tabú a la hora de consumirlo. El cine quedaba relegado a un segundo plano frente a las publicaciones de revistas como Penthouse o Playboy, que a veces no resultaban tan explícitas. Todo cambió con la llegada de Internet, una herramienta que ha permitido que la información llegue directamente a nuestros hogares, o a nuestros bolsillos, de una manera rápida y directa. Ahora cualquiera puede acceder a un vídeo porno desde su teléfono móvil, y esto es algo increíble para la industria, pero también puede llegar a ser peligroso para los consumidores.

Los filtros para evitar, por ejemplo, que los menores accedan a este contenido, son prácticamente inexistentes. Esto está llevando a un mayor consumo desde edades más tempranas, lo que algunos expertos asimilan a un problema para discernir el sexo real del porno en la vida cotidiana. La educación sexual que se da hoy en día en los institutos sigue siendo casi anecdótica, y la diferencia con épocas anteriores es que ahora los jóvenes tienen acceso a mucha más información si la buscan por su cuenta. Pero no se trata solo de menores de edad consumiendo contenido que seguramente no sea apropiado. En algunos países, el consumo de porno se ha convertido en un problema por la situación que provoca en ciertos usuarios. Hay adicción a este tipo de contenidos, ante la absoluta facilidad con la que lo ponen a nuestro alcance. Y es que el porno en sí no tiene nada de malo, ni es algo negativo, pero cuando se consume en exceso sí que puede llevar a problemas serios. Es muy orientativo, además, comprobar cuáles son los países que a día de hoy están consumiendo más porno, aunque en realidad es una lista sin muchas sorpresas.

Un negocio siempre al alza

Da igual si hay una pandemia global de por medio o si estamos viviendo una época de inflación brutal. Con crisis económicas y miedos ante la Tercera Guerra Mundial, el porno parece casi como un artículo de primera necesidad, ya que siempre es consumido de manera masiva. Como adelantábamos en la introducción, este negocio ha vivido una gran revolución gracias a Internet, como tantos otros al fin y al cabo. La red ha cambiado por completo las reglas del juego, y el contenido audiovisual es uno de los que más expuesto se ha visto a este cambio. Ahora, este tipo de contenido llega a cualquier plataforma, a cualquier dispositivo, con una calidad excelente y en la mayoría de ocasiones, totalmente gratis. Es lógico que cada año se consuma más porno en el mundo entero, y la industria siga generando unos beneficios estratosféricos.

Estados Unidos

El primer puesto en el grupo de países que más porno consumen es para los Estados Unidos, y seguramente esto no sea una sorpresa para nadie. No solo se trata de uno de los países con mayor producción de porno del planeta, sino también uno de los que mejores conexiones a Internet disfruta. Los usuarios pueden acceder a este contenido desde cualquier lugar con mucha facilidad, y la industria está muy asentada ya casi como parte de la cultura popular. Estados Unidos es, de hecho, el mayor productor y a la vez el mayor consumidor de porno del planeta. Un país con un contraste muy fuerte entre la tradición conservadora, que se opone a todo lo que tenga que ver con la sexualidad, y la forma en la que todo se sexualiza para ser comercializado.

Japón

Otro de esos países donde el porno es, a la vez, un tabú y una industria enorme. Tanto es así que en muchas ocasiones, las escenas explícitas se censuran, al menos en los genitales, para luego permitirse la creación de cortos animados con todo tipo de escenas extremas. Japón vive con ese eterno doble rasero, y sus habitantes también lo sufren a diario. El consumo de porno, de todo tipo, ha aumentado muchísimo, aupado también por unas líneas de Internet ultrarrápidas y eficientes. Llama la atención, igualmente, que los japoneses consuman mucho porno patrio, así como asiático en general. Mientras que en los demás países, los gustos suelen ser más variopintos, aquí se apuesta por vídeos con pornstars niponas, tal vez por aquello de verse más representados. La producción de porno en Japón, por tanto, también está creciendo en los últimos tiempos.

Reino Unido

Pasamos ya al continente europeo para recalar en Reino Unido, el país donde más porno  se consume en toda esta región. Puede resultar sorprendente porque, al contrario que las naciones anteriores, la producción británica de porno no es tan importante. De hecho, en Europa encontramos otros países donde las productoras suelen crear más contenido, como Italia, Francia o incluso Alemania y Hungría. Sin embargo, los ingleses saben disfrutar del buen porno y hasta hace poco eran, de hecho, los segundos mayores consumidores, solo por detrás de los estadounidenses. Ese segundo puesto lo han perdido precisamente a manos de los japoneses, que han ido aumentando su presencia. Aun así, los británicos parecen saber muy bien lo que buscan en las plataformas pornográficas, y entre sus categorías favoritas destacan el porno amateur y el interracial.

Canadá

Canadá siempre ha tenido fama de ser un país mucho más naif que Estados Unidos, aunque compararse con la potencia norteamericana tampoco suele ser justo. Los canadienses parecen más tímidos, más educados, pero también tienen su propia parte canalla y prohibida. Así lo atestiguan los números que les elevan al cuarto puesto dentro del ranking de países que más porno consume. Su producción de contenido explícito también está creciendo en estos últimos tiempos, aunque no llega no por asomo a compararse con la de sus vecinos del sur. En Canadá, eso sí, se hacen las cosas de otra manera, y  los rodajes suelen ser más sencillos y económicos, por lo que muchas productoras han decidido cruzar la frontera para producir aquí. Así también lo han hecho muchas actrices profesionales, nacidas en el norte, pero que buscan suerte en Estados Unidos para convertirse en estrellas del porno. Es natural, por tanto, que el consumo de pornografía en Canadá también haya aumentado.